La relación de un surfista con su tabla puede llegar a ser sentimental,
compartiendo tantas buenas experiencias es inevitable tomarle afecto. Además, el
99% de los amantes del surf no cuentan con un sponsor, y difícilmente cambien de
quiver cada seis meses. Por eso es fundamental aprender a cuidar la tabla para
prolongar su vida.
En primer lugar, es necesario reemplazar la capa de parafina,
porque la tabla gana peso poniendo capa sobre capa. Además de perder agarre,
cuando la parafina se endurece acaba siendo más resbalosa que la propia superficie de
fibra. Tampoco resulta estético ver dos dedos de cera y puede llegar a esconder
alguna grieta que necesite ser reparada, antes de que sea demasiado tarde. Para
quitar la parafina de la tabla hay que seguir estos pasos:
1. Dejar la tabla de surf al sol durante unos quince minutos
o calentar la superficie con un secador.
2. Cuando la cera se haya ablandado, se elimina el grueso
con un rascador o peine por el borde liso.
3. Para dejar la tabla completamente limpia, se puede verter
agua caliente sobre la tabla repetidas veces y con un trapo de microfibra ir
refregando hasta acabar con todos los restos. Para la limpieza de la tabla es
preciso usar productos recomendados y evitar químicos fuertes cómo desengrasantes
o amoniacos, que pueden dañar el esmalte.
4. Una vez limpia, al aplicarle una película de parafina el
agarre mejora notablemente.
En segundo lugar, al transportar la tabla siempre conviene
hacerlo en una funda, parece obvio, pero muchas veces no se cumple. La mayoría
de los golpes que recibe son fuera del agua. También conviene prestar atención
en los materiales de la funda, preferiblemente tejido acolchado, que por alguna
de las partes refleje el sol y con extra de protección en el bottom y la punta.
Para que la funda sea duradera, el tejido tiene que poder limpiarse fácil y los
cierres deben ser de calidad.
Tercero, no
dejar la tabla directamente al sol, ni guardar en sitios demasiado calurosos. Por
más que esté adentro de la funda, el material del que está compuesta tiene
aire, que con el calor se expande y puede llegar a generar una grieta en la
fibra. En la playa, el mejor lugar es colocarla bajo una sombra. Nunca colocar
dentro de un vehículo cerrado, porque la falta de ventilación hace que todavía
la temperatura dentro del coche sea mayor de la que hay fuera.
Cuarto, frente a
algún percance en el agua, conviene salir y revisar la tabla a fondo antes de
continuar surfeando. A veces el mal humor, las prisas, hacen que no nos fijemos
si un golpe ha roto la fibra. Cuando entra agua en el foam la reparación es más
cara, y la tabla puede llegar a ganar en peso. Incluso si se tarda en detectar,
puede pudrir parte del foam. Al revisarla, si tuviera alguna pequeña grieta, se
le puede hacer un arreglo rápido con un adhesivo instantáneo y bicarbonato; una
vez secada la costra se puede quitar el excedente cuidadosamente con un cuter.
Por último, al guardar la tabla en casa conviene quitarle
las quillas. Si las dejas siempre puestas, los tornillos de la fijación pueden
oxidarse y atascarse con la arena y la sal. Además de que es fácil pasarlos de
rosca. La mejor manera de prevenirlo es quitando y poniendo quillas cada vez
que vayas a usarla.
Con estos simples consejos se puede alargar la vida de
nuestra tabla y correr muchas más olas con ella. Pero no te olvides, tené cuidado de poner la tabla acostada en el estacionamiento, no sería la primera vez que
un distraído le pase por encima con el auto a una de ellas.
Fuente:
Desurfari.com
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